“2450 años” se lee en el certificado tallado en piedra que está delante de la olivera. Es la más antigua que tienen en Horta da Moura, un hotel rural a los pies de Monsaraz, villa medieval que fue ocupada por romanos, visigodos y musulmanes antes de ser conquistada por los caballeros templarios en 1232, y puede visitarse en carruaje. Las otras oliveras son más jóvenes, tienen 705, 400 años, y de ellas extraen el aceite de oliva, las aceitunas y el paté de aceituna que sirven en la cena. En esta finca que está a orillas del Alqueva, el lago artificial más grande de Europa, la cocina local es tan protagonista que hasta se dan clases a los visitantes. El chef enseña a hacer huevos revueltos con farinheira, grasa de cerdo, harina y pimentón, y la encharcada, un postre tradicional que lleva apenas nueve yemas, azúcar y agua. Alentejo no es nada light.
Fonte: La Nacion